Día mundial del peatón. Poco que celebrar

Una sentencia que culpabiliza a la víctima

Cada de 17 de agosto se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Peatón, auspiciado por la Organización Mundial de la Salud. La celebración recuerda el primer atropello mortal de un peatón por un automóvil, ocurrido en Londres en 1897. El objetivo de este día es difundir la cultura vial del peatón y promover los espacios adecuados para la movilidad peatonal.

Si lo que se pretende es resaltar las mejoras en la caminabilidad de nuestras ciudades, hay poco que celebrar. Siguen sin atacarse en términos generales los grandes problemas de las personas que caminan.

Uno de ellos es la normativa y su interpretación sesgada por parte de una cultura cochecentrista extendida en la judicatura.

Un ejemplo reciente es la sentencia de la Audiencia Provincial de A Coruña, según la cual se exime de toda culpa al conductor que arrolló a una mujer mientras cruzaba un paso de peatones causándole lesiones graves. La sentencia convierte a la víctima en culpable tal y como indican algunos de sus párrafos:

Según lo manifestado por el primero (el conductor), doña Elisabeth se adentró en el paso de peatones desde el lado derecho, justo en el momento en que él estaba atravesándolo sin que le diera tiempo a frenar; según su versión, la denunciante se habría echado encima del coche.

No puede tener la misma entidad la negligencia de quien atropella a un peatón que está cruzando por el paso de peatones después de haberlo advertirlo con antelación, de la de quien se ve sorprendido por la irrupción del peatón en la calzada de forma súbita en el momento en el que el vehículo ya está atravesando dicho paso. La diferencia es sustancial. No se discute que el acusado circulaba respetando el límite de velocidad de la vía. Podría haber extremado la precaución y detenerse ante la eventualidad de que la peatona quisiese cruzar la vía pero tampoco es infrecuente encontrarse con peatones detenidos delante de un paso de cebra que no desean cruzar la calzada.

Esta sentencia ha sido comentada en los medios de comunicación que refuerzan el mensaje antipeatonal:

Con su sentencia, la Audiencia compostelana lanza un claro mensaje a los peatones: que ellos también deben extremar las precauciones cuando vayan a cruzar una calle incluso cuando vayan a hacerlo a través de un paso de cebra.

Así las cosas, la culpa, al menos en lo que respecta a la vía penal, no es como erróneamente muchos piensan siempre del conductor por el mero hecho de que el arrollado se encuentre en un paso de cebra. Muy al contrario, el peatón debe mirar correctamente al cruzar, prestar la atención debida y comprobar que el vehículo va a tener tiempo para frenar, sin echarse sobre él de forma repentina.

Ejemplos como este legitiman el dominio de las calles por los vehículos motorizados sin que nadie asuma responsabilidad alguna ante los daños causados por los propios vehículos. Parece increíble que siga siendo necesario recordar que los peatones ni son peligrosos, ni producen daños, y sin embargo sus derechos están restringidos por la imposición de unas reglas diseñadas para facilitar el t´rafico motorizado. En el último siglo las personas han ido perdiendo la posibilidad de caminar, jugar y estar en la calle según se afianzaba un reparto injusto del espacio público y la prioridad de la circulación de los coches sobre cualquier otra función. Hoy en día tenemos muy aceptado que las personas tengan que caminar por aceras frecuentemente estrechas en los laterales de las calles y cruzar por pasos peatonales muy separados entre sí, cuando los hay.

El colmo es que la interpretación judicial desproteja e incluso logre culpabilizar a las víctimas que se someten a esas reglas, contribuyendo a que quien genera el peligro campe a sus anchas dentro de un marco social y legal marcado por la violencia vial.