El bulevar del siglo XXI no es un bulevar
El alcalde de Madrid, José Luís Almeida, presentó el pasado 30 de noviembre el proyecto de reurbanización de la calle Joaquín Costa, consecuencia del derribo del viaducto entre Avenida de América y Velázquez debido a su deterioro y riesgo de colapso Sus declaraciones mencionan la recuperación del bulevar del siglo XIX y la creación de un bulevar del “arte contemporáneo” para la ciudad post-covid.
El proyecto es mejor que el viaducto derribado y la calle-autovía de la que formaba parte, pero ni es un bulevar, ni la ganancia peatonal es tan significativa como parece deducirse de dichas declaraciones, por lo que consideramos que se trata de una oportunidad perdida para cumplir, por ejemplo, los Acuerdos de la Villa firmados el 7 de julio de 2020, los cuales incluyen la siguiente medida:
MEC.GT2.021/308: Creación de una gran red de bulevares y recuperación de bulevares históricos, recreando zonas estanciales y de movilidad peatonal con continuidad y accesibilidad.
En efecto, lo primero que hay que recordar es el propio concepto de bulevar, que está unido desde su origen a disponer de un paseo central arbolado. Según el Diccionario Panhispánico de Dudas de la Real Academia Española, bulevar en la adaptación de la voz francesa boulevard, ‘calle ancha con un paseo central arbolado. Precisamente lo que había en Joaquín Costa hasta que fue construido el viaducto a finales de los años sesenta del siglo XX, tal y como se puede observar en la siguiente fotografía.
Por tanto, no se trata de un bulevar, sino de una gran arteria urbana con una mediana de separación de calzadas como en la actual Francisco Silvela, con una proporción entre calzada y acera acusadamente desequilibrada a favor de los vehículos, pues las aceras básicamente permanecen como hasta ahora. La siguiente imagen con la que se ha publicitado el futuro estado reformado de la calle da buena idea todo ello. Ocho carriles de circulación motorizada y dos de bicicletas, frente a dos aceras como las actuales.
Es cierto que se añaden tres nuevos pasos peatonales, pero no siempre los peatones podrán cruzar en continuidad con su trayectoria deseable, estando obligados a recorrer muchos metros para alcanzar los puntos de cruce.
Las infografías que publicitan el proyecto dan una imagen distorsionada de la futura vía. Nuestra recreación creemos que va a ser mucho más próxima a la realidad cotidiana.
En conclusión, el proyecto es mejor que el viaducto derribado y la autovía urbana a la que daba apoyo, pero no es un bulevar para un modelo de movilidad del siglo XXI, con menos uso del automóvil privado y más espacio para los peatones.